proteccion pasiva contra incendios

Tipos de sistemas de protección pasiva contra incendios

La seguridad frente a incendios no depende únicamente de extintores, rociadores automáticos o alarmas. Existe otro nivel de protección, menos visible pero igual de importante, que se integra directamente en la construcción de los edificios: la protección pasiva contra incendios.

Este conjunto de soluciones no apaga el fuego de manera directa, pero sí consigue algo fundamental: retrasar la propagación de las llamas, proteger la estructura y dar tiempo suficiente para evacuar y actuar. En este artículo repasamos en detalle los principales sistemas de protección pasiva contra incendios, cómo funcionan, en qué contextos se utilizan y qué normativa los regula.

Tabla de contenidos

¿Qué son los sistemas de protección pasiva?

Un sistema de protección pasiva contra incendios está compuesto por elementos constructivos o tratamientos que, por su naturaleza, resisten el fuego o impiden su avance. A diferencia de los sistemas activos, no requieren de acción humana ni mecánica.

Su papel es doble:

  • Garantizar la estabilidad estructural durante un tiempo determinado (30, 60, 90 o 120 minutos, según la certificación).
  • Facilitar la compartimentación del incendio, evitando que el humo y las llamas se extiendan de un sector a otro.

En otras palabras, son la primera línea silenciosa de defensa: siempre están ahí, integrados en paredes, techos, vigas o juntas, sin necesidad de activarse.

Principales tipos de sistemas de protección pasiva contra incendios

1. Morteros proyectados (vermiculita y lana de roca)

Los morteros ignífugos son una de las soluciones más utilizadas para proteger estructuras metálicas y forjados. Se aplican en forma de proyección, recubriendo vigas y pilares con una capa aislante que retrasa la acción del fuego.

  • Vermiculita proyectada: muy ligera y con gran capacidad aislante. Se utiliza sobre todo en estructuras metálicas expuestas.
  • Morteros de lana de roca: ofrecen mayor densidad y resistencia mecánica, además de propiedades acústicas.

Estos productos permiten alcanzar resistencias certificadas R-30, R-60, R-90 o incluso R-120, según el espesor aplicado. Son comunes en naves industriales, aparcamientos subterráneos o edificios de gran altura donde la estabilidad estructural es prioritaria.

👉 Descubre más sobre vermiculita proyectada y lana de roca.

2. Pinturas intumescentes

Las pinturas intumescentes se aplican como un recubrimiento estético sobre estructuras metálicas o de madera. Su reacción al calor es muy particular: al alcanzar cierta temperatura, la pintura se expande y forma una espuma rígida que aísla el material base.

  • Permiten mantener visible la arquitectura (pilares metálicos o vigas de madera) sin sacrificar la seguridad.
  • Son fáciles de aplicar y mantener, aunque requieren un cálculo previo para determinar el espesor de cada capa en función del tiempo de resistencia que se quiera conseguir.
  • Son muy habituales en edificios públicos, oficinas y centros comerciales, donde se busca un equilibrio entre estética y seguridad.

👉 Más información sobre pintura intumescente.

3. Sellados y juntas cortafuego

En cualquier construcción existen huecos para instalaciones: pasos de tuberías, bandejas eléctricas, conductos de climatización… Todos ellos son puntos vulnerables en caso de incendio, ya que pueden convertirse en “túneles” para el humo y las llamas.

Los sellados cortafuego resuelven este problema mediante masillas, espumas o morteros intumescentes que cierran estos huecos y restauran la estanqueidad del elemento constructivo.

  • Evitan la propagación de gases tóxicos y humo, principales responsables de intoxicaciones.
  • Son esenciales en hospitales, aeropuertos, hoteles y cualquier espacio con gran densidad de instalaciones.

👉 Descubre nuestras soluciones de sellado intumescente.

4. Franjas cortafuegos en cubiertas y fachadas

Las franjas cortafuegos se instalan en puntos críticos de las cubiertas o fachadas, especialmente en edificios industriales o comerciales de grandes dimensiones. Su función es clara: impedir que el fuego se propague de un sector a otro a través de la envolvente del edificio.

La normativa establece dónde y cómo deben colocarse estas franjas, que pueden estar hechas de lana de roca, morteros o paneles ignífugos.

 

5. Compartimentación y sectorización de incendios

Una de las medidas más efectivas es la compartimentación, es decir, dividir el edificio en sectores de incendio separados entre sí por elementos resistentes al fuego: muros, puertas cortafuego, techos o vidrios especiales.

El objetivo es sencillo pero vital: contener el incendio en un área concreta el mayor tiempo posible. Esto reduce el riesgo para las personas, minimiza daños materiales y facilita la intervención de los equipos de extinción.

6. Protecciones específicas para estructuras

Las estructuras metálicas y de madera son especialmente sensibles al calor. En el caso del acero, a partir de 500 °C pierde gran parte de su resistencia. En la madera, aunque tarde más en arder, el fuego puede comprometer su estabilidad si no está protegida.

  • Ignifugación de estructuras metálica: se aplica mediante pinturas, morteros o paneles, según el tipo de edificio.
  • Ignifugación de madera: combina barnices y tratamientos intumescentes que permiten conservar la estética natural del material sin perder seguridad.

Marco normativo

En España, la instalación y uso de sistemas de protección pasiva contra incendios está regulada por:

  • Código Técnico de la Edificación (CTE, Documento Básico SI), que marca los requisitos mínimos de seguridad en caso de incendio.
  • Reglamento de Seguridad Contra Incendios en Establecimientos Industriales (RSCIEI), aplicable a fábricas, talleres y naves.
  • Normas UNE específicas (UNE 13501, UNE 23007, entre otras), que certifican la resistencia al fuego de los materiales.

El cumplimiento de estas normativas no solo es obligatorio, sino que también garantiza que las soluciones instaladas han sido probadas y certificadas para resistir en condiciones reales de incendio.

Preguntas frecuentes sobre sistemas de protección pasiva contra incendios

1. ¿Cuál es la diferencia entre protección pasiva y activa contra incendios?

La protección pasiva se integra en la construcción (morteros, pintura intumescente, franjas cortafuegos, sectorización) y no necesita activarse para funcionar: actúa ralentizando la propagación del fuego y protegiendo la estructura.
La protección activa, en cambio, engloba sistemas que detectan o combaten directamente el fuego, como extintores, rociadores o detectores de incendios. Lo ideal es combinar ambas para lograr una seguridad completa.

2. ¿La lana de roca es inflamable?

No, la lana de roca no es inflamable. Es un material mineral con un punto de fusión superior a 1.000 ºC, por lo que se utiliza como aislante térmico y acústico y como componente habitual en franjas cortafuegos y morteros proyectados. Además, cuenta con certificaciones que garantizan su eficacia como material ignífugo.

3. ¿Cuánto tiempo resiste una pintura intumescente?

Depende del tipo de producto y del espesor aplicado. Una pintura intumescente puede proteger estructuras metálicas o de madera durante 30, 60, 90 o hasta 120 minutos. El cálculo del espesor debe realizarse según la normativa y el nivel de resistencia requerido en cada proyecto.

4. ¿Es obligatoria la compartimentación de incendios en edificios?

Sí. El CTE DB SI establece que los edificios deben dividirse en sectores de incendio para limitar la propagación de llamas y humo. Esto se consigue mediante muros, forjados y elementos cortafuego que garantizan una resistencia al fuego mínima. La sectorización es una de las medidas más eficaces dentro de la protección pasiva.

5. ¿Qué ventajas ofrece la protección pasiva frente a la activa?

La protección pasiva tiene la ventaja de ser constante y silenciosa: no depende de sensores ni de intervención humana. Su misión es ganar tiempo y reducir daños, algo fundamental en los primeros minutos de un incendio. Sin embargo, no sustituye a la protección activa, sino que la complementa. Ambas son necesarias para cumplir la normativa y garantizar la seguridad total.

Conclusión

La protección pasiva contra incendios es la base sobre la que se sustenta cualquier estrategia de seguridad. Morteros, pinturas, sellados, franjas o compartimentación no actúan de manera espectacular, pero son decisivos para salvar vidas y evitar que un incendio acabe en desastre.

Elegir el sistema adecuado depende del tipo de edificio, de su uso y de los requisitos normativos. Por eso es clave contar con especialistas capaces de diseñar una solución a medida. En Servypro ponemos a disposición de nuestros clientes un equipo técnico con experiencia y materiales certificados para garantizar la máxima seguridad.

Resumen de privacidad

Esta web utiliza cookies para que podamos ofrecerte la mejor experiencia de usuario posible. La información de las cookies se almacena en tu navegador y realiza funciones tales como reconocerte cuando vuelves a nuestra web o ayudar a nuestro equipo a comprender qué secciones de la web encuentras más interesantes y útiles.